Herencia, villa manchega, situada al Noroeste de la provincia de Ciudad Real, se caracteriza desde antiguo por su profunda devoción mariana, manifestada en sus dos templos principales, la iglesia parroquial de la Inmaculada Concepción, y la iglesia conventual de Nuestra Señora de las Mercedes, imagen esta última coronada por el Obispo de la diócesis de Ciudad Real, nombrada Alcaldesa Perpetua de la población, y a quien se dedican las Ferias y Fiestas Patronales de la localidad. 



De ahí que no sea sorprendente, que un mercedario natural de Herencia, el P. Jesús Fernández de la Puebla Viso, fue el promotor de la devoción a la Virgen de la Cabeza, no sólo en su localidad natal, sino también en la ciudad andaluza de Jerez donde residia hasta su fallecimiento.




La imagen de la Virgen de la Cabeza de Herencia, donada por el fundador de su Hermandad, pretende ser una réplica, aunque no exacta, de la que existe en el Santuario de Andujar. Presenta a María sedente como Madre de Dios, que sirve de asiento a la divinidad; la Virgen Madre lleva al Niño en su brazo izquierdo, teniendo el derecho libre portando el fruto del madroño, normalmente, debiera llevar una manzana, vista como fruto prohibido y que en María significa la salvación, pero hoy en día tiene ese fruto, por error generalizado entre la gente más popular y por ser tan representativo de la flora serrana, esférico, de color rojo, rico en alcohol y presto a la fiesta y a la alegría de la romería. Siguiendo el gusto del barroco va vestida con túnica, mandil y manto, y va rodeada de ráfagas quedando envuelta por el misterio de un mundo mágico, algo que se intuye, que está ahí, de lo que algunos pueden llegar a dudar, pero que la fe se encarga de despejar, atraer y enraizar. El Niño, envuelto en una túnica, simulando que forma un todo con su Madre, tiene en su mano una pequeña bola del mundo. A los pies de la sagrada imagen, el pastor de Colomera, postrado de hinojos, en actitud orante y con la mirada puesta en María, rememora el momento de la aparición.

Los devotos de la Virgen, y muy especialmente el P. Jesús Fdez. de la Puebla, han ido regalando mantos, joyas, y otros enseres nobles, todos ellos se pueden admirar en las vitrinas existentes en la Casa-Museo de La Merced. Entre los mantos destaca el bordado en oro sobre terciopelo rojo vivo por las manos de las monjas Clarisas de Santiago de Compostela en el año 1992 y en el que lucen los escudos de la Orden de La Merced y de la Orden de La Trinidad. Destacan también por su factura, las andas procesionales con templete confeccionadas por Orobio de la Torre en Torralba de Calatrava y donadas por D. Francisco Fernández Cobos, Presidente de la Hermandad.
Fuente: Mario Alonso Aguado y Claro Manuel Fdez-Caballero Martín-Buitrago
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